Estoy en la casa de mis padres hace 15 días sin P porque mi abuelo esta grave en el hospital. Lamentablemente no podíamos traer a P económicamente hablando. Las primeras 24 a 72 horas aquí como que se esfumaron de mis manos y la angustia fue la guía de mis movimientos. Muchas cosas han pasado con mi abuelo pero para eso necesito otra entrada.
En estos días me levanto, desayuno, me preparo y nos vamos al hospital, llevo 15 días haciendo este insípido ritual. En el hospital siempre hay que buscar un estacionamiento que no existe. Luego entramos y ese transcurso se hace eterno porque mi abuela camina cojita. En mis pensamientos me veo llegando dándole mis llaves al valet y corriendo al lado de mi abuelo, ver si despertó si se movió, si nos llamo o si todo lo contrario pasó. Pero ese pensamiento nunca se ha materializado, en su lugar llegamos a la sala de espera de MICU o ahora SICU y tenemos que sentarnos a esperar. Este esperar no es idóneo, no necesariamente porque quiera ver a abuelo rápidamente sino porque, en el esperar mi mente corre desbocada.
Todo este tiempo me ha hecho recordar lo activa que es mi imaginación y descubrí que hasta cierto punto desde que salí de la casa de mis padres esta ha estado un tanto silenciada. El estar con mis padres de cierto modo ceñida a una rutina con ellos, me ha hecho revisitar lo que era mi vida cuando vivía en casa con ellos. Ya que mi vida en el pueblo de Florida, PR en el recóndito barrio de La Maldonado era tan desaborida, mi mente siempre me sacaba fuera tejiendo ilusiones e ideales. Para añadir otro nivel de complicación mi hermanita la nueva universitaria me habla de sus aventuras en el Colegio de Mayagüez. El primer lugar donde me encontré a mi misma y real.
Pienso que toda esta activación de mi sensibilidad si ha estado silenciada y esa inmutación comenzó gradualmente desde que salí para el Colegio de Mayagüez. Tanto que estudiar, tanta gente que conocer, tantas fiestas que atender no te deja espacio para pensar. Y luego la tremenda tesis doctoral que solo me dejo un huequito para enamorarme : ). El pensar, el estar sola es lo que activa la imaginación y me doy cuenta que mientras más pasa el tiempo más las responsabilidades silencian esa musa interna.
Todo esto me ha puesto un tanto melancólica, por ejemplo, ahora sentada en la cama de mi juventud escuchando rock en español y escribiendo es como si me transportara a ese tiempo lejano que ya no me importaba recordar. Pero a la misma vez me gusta saber que todavía existe en mí esa capacidad de salirme de mi misma y soñar. Y voy a intentar practicarla durante el “roadtrip”.
También reflexiono y caigo en cuenta de que todo ese tiempo que pase escribiendo poemas e imaginándome la vida fuera de este cuarto me sirvió para proyectarme al futuro que siempre quise. Hoy puedo decir que soy feliz que vivo la vida que me imagine en mis sueños y quizás más.
Lo cual me trae a otra reflexión necesito volver a mi casa, mi casa no es un lugar físico, mi casa es P. Ya mi trabajo aquí terminó. Les cuento luego de mi abuelo.
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